lunes, 17 de diciembre de 2012

Caminé durante horas por recorridos empedrados de viejas historias que no se recuerdan. Atravesé las espiritualidades que se alejan de lo defensivo, imaginé una playa y un improvisado asiento empedrado. Viajé por bosques de colores rasgados, bosques calurosos, de hojas humedecidas por el ambiente. Partí en aquel viaje hacia el mar hace ya tiempo, y por el camino vi paisajes preciosos, curvas en la costa, melodías en el aire, un olor tan fresco como el aire que respiré en los mismos acantilados desde los que vi América. Tengo vagos recuerdos de cómo apareció el mapa que me llevó a mi destino, recuerdo cerrar los ojos e imaginar dos galeras surcando los mares por pura diversión. Descubrir... 

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