lunes, 19 de noviembre de 2012

....la entropía sólo puede verse aumentada

¿Realmente estamos contentos con lo que somos? Somos quienes somos porque nos influye el medio, pero de lo que no estoy seguro del todo es de si nos influimos nosotros mismos, de si somos un espejo apuntando a otro espejo, y nos reflejamos sobre nosotros mismos.

¿Hasta qué punto estoy contento con lo que soy?

¿Estoy contento porque realmente lo estoy, o realmente lo estoy porque es la manera más fácil de estarlo?

Hay personas a las que les influye más el medio, personas que se acogen en la fuerza de los grupos porque esa colectividad supone una disipación de su total individualismo.
 Otras, disfrutan con el grito acusador desde una palestra imaginaria, donde si tropezase habría otro peldaño más bajo en el que caer.
 Otros, se acogen al mensaje al aire, sin nombres ni direcciones, pero que lejos de buscar generalidad, van hacia personas concretas.
 Otras se creen inmunes a toda esta lógica, y no sé si con razón o no.

Es tan difícil analizarse a uno mismo precisamente por eso, es muy difícil ser verdugo y criminal, y por eso a veces cometemos crimen y no pagamos.

¿Qué es lo que nos acobarda tanto a decir lo que pensamos?  ¿Qué es lo que hace que yo espere de los demás sin haber dado antes? ¿Por qué somos tan cobardes? ¿Realmente hay males tan grandes que no podamos enfrentarnos a ellos?

Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, reflexionar, someter a escepticismo nuestro escepticismo, y si necesitamos amor, pedirlo. No me parece que haya nada de débil en hacerlo, justo al revés, quien es capaz de reunir las fuerzas para apartar su orgullo, conservar su amor propio y pedir un abrazo, me parece mucho más rico en valores que cualquier tipo de mendigo de amor. Me parece que sin embargo somos muy autocomplacientes cuando por orgullo no decimos lo que pensamos en el momento y esperamos al mejor momento, pensando ''tácticamente'', como si de un golpe certero se tuviese que tratar, y nos lanzamos a decir y no decir, a decir callando, a me callo porque si sigo..., y demás cosas que deberíamos corregir porque no nos ayudan.

El orgullo en medidas justas es como el amor propio, nos salva, pero en exceso, nos hunde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario